8.12.06

Canibalismo neandertal en El Sidrón



Se ha detectado canibalismo en el yacimiento neandertal del Sidrón. Su antiguedad es de unos 43.000 años. No son sólo los
antecessor de Atapuerca del estrato TD6 (800.000 años) quienes tenían por costumbre deglutir congéneres (o al menos despedazarlos) aunque fueran los primeros. Hay más ejemplos, como los neandertales tardíos de Zafarraya, y otros yacimientos neandertales. Según los investigadores, parece que tal conducta en el Sidrón pudo deberse a episodios de hambre intensa, puesto que hay interrupciones en el crecimiento dental (hipoplasia) que suelen ser provocadas por lapsos de escasez alimenticia. Aunque la hipoplasia también puede deberse a enfermedades.

Estas paradas en el desarrollo de la dentición se produjeron en el destete. También hay síntomas de malnutrición en los adolescentes. Los detalles están descritos en el artículo
Mundo Neandertal. Queda claro que los últimos neandertales -al menos los del Sidrón- no iban muy sobrados en cuanto a recursos alimentarios.

En Atapuerca, los individuos canibalizados eran niños, y sólo había cortes en los huesos para separar la carne. En el Sidrón, en cambio, hay huesos neandertales machacados para extraer la médula. Esto se ha interpretado como evidencia de motivaciones alimenticias. Y el espectro de edad es variado.

Así que Antonio Rosas, paleoantropólogo del Sidrón, contempla dos hipótesis para explicar el canibalismo del yacimiento:

1) Canibalismo alimenticio.
2) Canibalismo ritual.

En cambio, en la interpretación del canibalismo de antecessor en TD6 de Atapuerca los investigadores se decantan por la hipótesis de eliminación de competidores. La idea más sencilla -la simple caza- me parece la más probable, teniendo en cuenta que los aportes cárnicos no parece que fueran muy abundantes, tanto en Atapuerca como en el Sidrón, aunque de momento no sabemos si el canibalismo era con individuos ya muertos o no. Y que es probable que los incipientes sistemas morales se centraran en la defensa del grupo, no de la especie, como ocurre en el canibalismo tribal documentado históricamente. Y que este hecho se maquille ritualmente no le quita sentido al motivo original del aporte cárnico.

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Foto: De A a E) Mandíbulas y dientes del Sidrón. F) Marcas de corte del Sidrón (fuente: El Mundo).


6 Memes sueltos:

Anónimo dijo...

No sé si este es el lugar más adecuado para debatir sobre el canibalismo, puesto que ya se debatió largo y tendido en otro post.

Veo, Memecio, que tiendes a creer que el canibalismo tiene un fuerte componente práctico (el vivo al bollo, o a la chuleta) frente a quienes opinan que su razón de ser es ritual. Una aportación: comer chuleta de familiar, vecino o enemigo no tiene porqué ser siempre enriquecedor. Debe existir alguna razón por la que predadores y carroñeros habitualmente no carroñeen a sus congéneres. En mi opinión la razón más probable es que se haya desarrollado ese rechazo por medio de la selección natural. Como sabemos, todos los animales somos parasitados por especies más o menos adaptadas a nuestros organismos. Algunos suelen ser parásitos temporales, que sólo en una fase de su vida nos utilizan como casa y despensa. Otros se las arreglan para no abandonarnos jamás. Estos últimos suelen ser los más adaptados a nuestra fisiología, mientras que los primeros suelen ser parásitos de otras especies en alguna de sus fases juveniles, en la que sólo nos utilizan como anfitrión temporal, hasta llegar a la especie para la que están fisiológicamente adaptados y en la que finalizan su desarrollo y logran reproducirse sexualmente.

Los individuos de cualquier especie predadora que carroñeasen a sus congéneres probablemente serían colonizados por sus parásitos antes que el resto, y probablemente terminarían por ser parasitados por las especies más adaptadas a su organismo. Estos individuos deberían cargar con sus huéspedes, lo que podría suponer una desventaja frente a otros individuos de su misma especie más o menos libres de parásitos. Si fuesen machos, tal vez se verían en dificultades de competir con otros para emparejarse. Si fuesen hembras, tal vez no pudiesen criar tanta descendencia como las otras hembras de su entorno. En ambos casos puede suponerse que terminarían por dejar menos descendencia que los demás.

Por el contrario, aquellos individuos dotados de una resistencia al canibalismo más alta que el resto (tal vez por razones olfativas...) probablemente se viesen libres de las formas más perjudiciales de parásitos durante más tiempo que los otros. Pongo un ejemplo: el zorro que viendo un cadáver de su especie, aun caliente, lo carroñease, se haría portador de todos los ectoparásitos que pudiesen emigrar hacia él (sarna, pulgas, piojos...) e ingeriría aun vivos algunos endoparásitos de su congénere. Este efecto se reduciría en gran parte en aquellos individuos que carroñeasen congéneres muertos hace días, aunque es muy probable que para entonces el cadáver ya hubiese sido devorado por otros animales con otra fisiología distinta, para la cual no estuviesen adaptados los parásitos. Pienso que la razón que puede echar para atrás a un mamífero hambriento a comerse un congénere recién muerto podría estar ligada al olfato, percibiendo el olor de la especie asociado a los olores de la enfermedad, el dolor o el miedo, por ejemplo... El caso del zorro muerto sería distinto si quien se lo comiese fuese un oso, puesto que piojos, pulgas y sarna son parásitos generalmente bien adaptados a cada especie (de nosotros sí se pueden alimentar las pulgas del gato, pero no las del perro, que eventualmente nos pican, pero no nos colonizan.)

Supongo que la especie humana no es distinta a las otras en esto del canibalismo. De hecho hay constancia de las funestas consecuencias del canibalismo ritual en Nueva Guinea, donde la enfermedad del Kuru era un endemismo transmitido por dicha vía. El Kuru es una enfermedad neurodegenerativa causada por priones (creo que la primera en la que se encontró ese agente causante) del mismo tipo que la enfermedad de las vacas locas. Al parecer las personas que la sufrían la habían adquirido por comerse los cerebros crudos de sus familiares (creo recordar que en este caso el canibalismo ritual se limitaba a unas cuántas partes del cuerpo.)

A lo largo del tiempo se han generalizado en multitud de especies conductas aparentemente poco lógicas, como la baja incidencia de incestos o el habitual rechazo al canibalismo. Creo que sólo pueden explicarse estas conductas como resultado de la selección natural. Si la especie humana es como las demás, tal como me temo, el canibalismo debería haber tenido menos presencia de la que presuntamente tuvo. Las únicas razones que se me ocurren para que esto no haya sido así (la abundancia de restos fósiles canibalizados testimonia que no fue así) son dos: la ritualización del canibalismo (que tal vez evitase comerse a los congéneres aun tibios al mismo tiempo que aislase los cadáveres de la acción de los carroñeros) y la posible esterilización de la carne humana mediante el cocinado, es decir, pasándola por el fuego, aunque ninguno de los dos métodos es totalmente efectivo (al parecer los priones son proteínas bastante resistentes a la desnaturalización por el calor.)

En el post que debatía el canibalismo prometiste hablar del origen del uso del fuego. ¿Lo hiciste? Llevo poco tiempo entrando en tu bitácora y no lo he visto.

Memecio dijo...

Aún no he tocado el tema del fuego. Como pretendo que el blog vaya incluyendo las principales aportaciones de la humanidad, algún día lo trataré, seguramente cuando aparezca alguna noticia relacionada.

A esto le llamo yo un comentario enriquecedor, Txema.
Tus argumentos tienen sentido. Si repasamos la historia del canibalismo, es mucho más frecuente de lo que se cree. Y no sólo entre humanos. En la wikipedia inglesa se habla de que se ha documentado canibalismo animal en más de 1500 especies, y es probable que la cifra sea mucho mayor. Y al menos en algunas de ellas es habitual, como la tan conocida de la mantis religiosa hembra en pleno acto sexual (aunque he leído que no en todos los actos sexuales la hembra mantis acaba devorando al macho).
También en humanos, tanto históricamente como en tiempos modernos se ha documentado canibalismo, en todos los continentes.
En cualquier caso, si los argumentos a favor del parasitismo fueran acertados, pienso que el canibalismo no estaría tan extendido. Pero por otro lado, el canibalismo tampoco es un fenómeno general, así que puede que se dé sólo en situaciones esporádicas. Tal vez eso evite que el kuru u otras enfermedades derivadas de la ingesta de congéneres se extiendan.


Lo que es firme es que el hambre intensa es un motivo que induce al canibalismo. Y no hay ningún impedimento olfativo, moral o de otro tipo que lo frene.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con tu último comentario. Asociada al hambre intensa siempre se dan casos de canibalismo.

No sabía que se hubieran constatado el canibalismo en tantas especies. De todos modos, habría que saber la frecuencia y las circunstancias en las que se producen ¿no?

En el blog de Martín Cagliani http://neanderthalis.blogspot.com/ viene un comentario de Trinkaus. Él piensa, como tú, que estos son casos debidos al hambre. Lo que me mosquea es que cada vez hay menos fósiles libres de marcas de la raedera. En principio no me parece de recibo pensar que nuestros antepasados vivían en un hambre perpetua. ¿Será entonces que cuando llegaba el hambre caían como moscas? Da la impresión de que todos dejaron en herencia un estofado...

Memecio dijo...

Sí, vaya festines se pegaban...
Por cierto, se me ocurre que vaya desperdicio supuso el tirar a tantos congéneres en la Sima de los Huesos. ¿Los heidelbergenis habrían perdido la costumbre caníbal de los antecessor?.

Es extraño, puesto que después vienen los neandertales, que vuelven a la chuleta humana.
Y la historia acaba con nosotros, que también nos hemos pegado un hartón (de momento yo no, que conste, aunque a veces veo alguna que le hincaría el diente rápido ;)).

Anónimo dijo...

Diversas hormonas pueden administrarse via ingesta por ser lipofílicas. Leí una vez la teoría de que el canibalismo del cerebro iba asociado a un chute de hormonas, concretamente de las sintetizadas en la hipófisis y de otras acumuladas en la mielina, sustancia grasa que recubre axones y donde se acumulan la sustancias lipofílicas en gran cantidad. Incluso se llegaba a decir que los tambores y ruidos de batalla servían para avisar al enemigo para que tubiera tiempo de descargar gran cantidad de adrenalina y hormonas causadas por el miedo o la espectación. De esa manera se consumía un cerebro bien enriquecido del enemigo. Ara que lo pienso es una teoría más bien chunga, pero mola eh?

Memecio dijo...

En tiempos históricos el canibalismo ha sido tabú, salvo algunas excepciones, como el canibalismo que se produjo en las Cruzadas. Era una situación bélica puntual.
El tema del ruido previo a la batalla se ha interpretado como para desmoralizar y asustar al enemigo. Tiene su lógica. No había oído la hipótesis adicional que mencionas. Me parece un tanto increíble. Habría que ver si se ha hecho algún estudio histórico serio al respecto, cosa que dudo.