10.5.06

Proyecto Gran Simio


Existe un proyecto mundial que intenta proteger nuestros parientes vivos más cercanos. Se llama Great Ape Project, o Proyecto Gran Simio en su versión hispana. Ahora se presenta este proyecto ante el Congreso español. Los chimpancés, bonobos, orangutanes y gorilas están desde hace décadas en peligro. Sus hábitats se ven constantemente reducidos. Los ejemplares que cohabitan con los hombres son expuestos en zoos o circos sin la más mínima consideración a sus diferencias con los hombres.

En el excelente blog Evolucionarios se ha mantenido una discusión al respecto. Muchos piensan que es una exageración dotar a los simios de derechos que muchos humanos en la práctica no tienen. Pero es cierta la observación de que cualquiera que defienda los derechos de los grandes simios no va a menoscabar los derechos humanos. Se trata de organización de recursos. La miseria humana no parece que vaya a aumentar por el hecho de que se proteja a nuestros parientes.

Las mentalidades reaccionarias han empezado a desplegar su artillería dialéctica: la Iglesia se mofa de la iniciativa, puesto que Dios no insufló el alma a estos marginados seres. Los antiabortistas valoran más un conjunto de células sin autonomía biológica que estos animales en su plenitud. Etc, etc.

No hay que equiparar los grandes simios con los seres humanos. Somos diferentes. Por tanto, no podemos tener los mismos derechos. Por otra parte, se esgrime la autoconsciencia como el límite a partir del cual hay que respetar un animal o no. Autoconsciencia a la manera humana, se supone. La prueba para que un animal sea o no autoconsciente es que se reconozca a sí mismo ante un espejo. Pero esta prueba es una prueba diseñada por mentes humanas. Un animal puede reconocerse ante un espejo; o puede que no quiera entrar en el juego del reconocimiento. Y eso no significa que no se reconozca. O, finalmente, puede que realmente no se reconozca. Ninguna de estas tres reacciones le incapacita para tener el mismo derecho a existir que nosotros.

Para acabar, hay que reivindicar la diferencia. Que sean más parientes nuestros que otros seres vivos no les da mas valor moral. Los seres vivos más alejados de nosotros nos enseñan la disparidad de soluciones que la evolución ha proporcionado. Si en estos momentos se valora más a los grandes simios, es porque aportan información respecto a la evolución humana. Nos sirven de referencia.

En todo caso, es una gran iniciativa que se proteja a estos acorralados seres.
Por algún ser vivo hay que empezar para generalizar la protección animal. Desde aquí tienen todo mi apoyo.

12 Memes sueltos:

Anónimo dijo...

Que cuenten con mi apoyo tambien!!!!!!!!!!!!!111

Anónimo dijo...

La clave de la ética está en los intereses básicos de los organismos. Para tener derecho a algo se requiere la capacidad de desear ese algo.

Un ser consciente (o sea, capaz de sufrir) merece el derecho a no ser torturado porque desea no ser torturado.

Un ser autoconsciente (capaz de concebirse a sí mismo en el tiempo) merece derecho a la vida porque desea continuar existiendo.

El derecho a no ser torturado implica un sistema nervioso funcional: lo puede tener un pájaro, pero no un manzano, ni una bacteria, ni un embrión humano.

El derecho a la vida lo pueden tener únicamente los seres autoconscientes, como por ejemplo cualquiera de las cinco especies de grandes simios una vez nacidos (seres humanos, chimpancés, bonobos, gorilas y orangutanes). Es posible que haya otras especies autoconscientes aparte de los grandes simios.

Memecio dijo...

Brunus, el derecho a la vida lo tiene cualquiera que la posea. Sea o no autoconsciente.
Y respecto a que se puede torturar a seres vivos sin sistema nervioso, tengo serias dudas. Por no decir que estoy en contra.
Tal vez los vegetales o las bacterias no sientan nuestro dolor. Pero seguro que tienen algún método de aviso químico -no precisamente placentero- que les avisa ante un daño en su organismo.

Anónimo dijo...

[Memecio] el derecho a la vida lo tiene cualquiera que la posea. Sea o no autoconsciente.

[Brunus] Según parece, tú compartes la opinión de los llamados "ecologistas profundos". El problema es que esa opinión no se puede justificar racionalmente. Nadie racional puede compadecer de verdad a un geranio, porque un geranio carece de mente. En cambio, sí que se puede compadecer a un murciélago, porque un murciélago tiene mente.

La comunidad moral está integrada por agentes morales (individuos autoconscientes capaces de entender los argumentos éticos) y por pacientes morales (individuos capaces de sufrir, pero no de argumentar). No tiene sentido incluir dentro de la comunidad moral a organismos que, por carecer de estados mentales, no pueden ser ni agentes morales ni pacientes morales.


[M]Y respecto a que se puede torturar a seres vivos sin sistema nervioso, tengo serias dudas. Por no decir que estoy en contra.

[B] Torturar a un geranio es tan imposible como torturar a un automóvil o a un cigoto humano.

[M] Tal vez los vegetales o las bacterias no sientan nuestro dolor. Pero seguro que tienen algún método de aviso químico -no precisamente placentero- que les avisa ante un daño en su organismo.

[B] Algunos coches también tienen dispositivos que les "avisan" ante ciertos daños en su estructura. Pero eso no es suficiente para considerar que una planta, una bacteria o un coche son pacientes morales.

Memecio dijo...

Brunus, un coche no es comparable a ningún organismo vivo. Ni siquiera a un geranio. Espero que a nadie se le ocurra torturar a un geranio.
Respecto al límite que trazas de individuos con mente frente a individuos sin mente, me gustaría saber dónde crees que está la barrera.

Anónimo dijo...

[Memecio] un coche no es comparable a ningún organismo vivo. Ni siquiera a un geranio.

[B] Un coche es una máquina construida por seres humanos y los organismos somos máquinas construidas por la selección natural. Una máquina artificial es perfectamente comparable a una máquina orgánica, sobre todo cuando ninguna de las dos posee mente. El día en que se construya un robot consciente será posible torturar a un robot, pero antes no.

[M]Respecto al límite que trazas de individuos con mente frente a individuos sin mente, me gustaría saber dónde crees que está la barrera.

[B] Te lo explicaré poniendo como ejemplo la ontogénesis humana. Un embrión humano (o sea, un feto de menos de ocho semanas) carece de mente porque carece de cerebro funcional. El cerebro del feto comienza a funcionar hacia el final del segundo trimestre de la gestación: en ese momento tenemos ya un ser *consciente*, es decir, capaz de sufrir. La *autoconciencia* rudimentaria llega bastantes meses después del nacimiento, aunque por diversos motivos resulta aconsejable conceder al bebé los derechos propios de una persona (ser autoconsciente) desde el nacimiento.

Memecio dijo...

Brunus, puedo aceptar la comparación de seres vivos y máquinas, con importantes salvedades. Pero ¿Y la filogénesis?¿dónde ves el límite en la filogénesis? Los sistemas nerviosos simples no son mentes. Y sin embargo detectan daños en el organismo. Y eso es una reacción totalmente comparable al dolor que detecta una mente.
¿Quien es el guapo que decide qué organismos son conscientes y qué organismos no lo son? En la diversidad biológica hay un continuo, sin abismos de consciencia.

Anónimo dijo...

Mi ejemplo de la ontogénesis humana vale para la diversidad biológica tanto actual como pretérita, ya que la ontogénesis es un proceso "continuo": la transformación de la materia viva inconsciente (el óvulo fecundado) en materia viva que primero adquiere conciencia (feto tardío) y finalmente también autoconciencia. En este asunto nos vale aquella vieja regla biológicamente inexacta de que "la ontogenia recapitula la filogenia" ;-)

Como una primera aproximación se podría trazar el límite de la mente en los seres que poseen cerebro. Un animal sin cerebro -por ejemplo, un mejillón- no tendría mente. Los dispositivos detectores de daños no son relevantes por sí mismos, ya que pueden tener utilidad sin necesidad de que "avisen" realmente a un portador consciente. Esto es precisamente lo que ocurre en los robots actuales.

Memecio dijo...

No sé, Brunus, eso es despreciar los sistemas nerviosos complejos, aunque no tengan cerebro. Además, hay cerebros de muchos tipos, de muy simples a muy complejos. ¿Y la transición entre sistemas nerviosos y cerebros simples? ¿Dónde ponemos la barrera? ¿Ein? ;)
Por otra parte, esa visión desprecia todos los microorganismos, las plantas, los hongos, líquenes, etc.. Y tendrán sus sistemas de detección de daños igual de respetables que el nuestro. Puedo parecer un poco radical, pero es lo que pienso. Lo contrario es barrer para casa. :)

Anónimo dijo...

El cerebro es el lugar en el que tienen lugar las sensaciones de dolor o de placer. Por ejemplo, si te cortan un brazo los analgésicos pueden hacer que no sientas ningún dolor. Los microorganismos, las plantas y los hongos carecen de cerebro y por tanto no poseen conciencia del dolor ni del placer. Sus respectivos sistemas de detección de daños contribuyen a la supervivencia del organismo, pero lo hacen sin informar a ninguna mente. Microorganismos, plantas y hongos son equivalentes a nuestros robots actuales.

Si me preguntas que cuál es el cerebro más simple portador de conciencia, la respuesta es que no tengo ni idea. Tampoco sé dónde está la "barrera" entre el día y la noche y sin embargo sé que el día y la noche existen; igual que sé que un murciélago posee conciencia mientras que un geranio no.

Memecio dijo...

Es una postura coherente. Pero no es la mía.
Podría decirse que una mente es una solución que los sistemas nerviosos han hallado para protegerse más eficazmente.
La consciencia mental no tiene mayor valor ético que la ceguera mental de un geranio. Simplemente son soluciones diferentes para la supervivencia. Ninguna tiene más valor que otra.

Anónimo dijo...

Este proyecto tiene todo mi apoyo, todo ser vivo simplemente por serlo merece un respeto; aun más los grandes simios que tan cercanos a nosotros son.