El inusual punto de vista de Huebner ha despertado reacciones, la mayoría contrarias. Aunque Huebner admite que el número de innovaciones por año es ahora mucho mayor que en el año 1600, debido a que la población se ha multiplicado desde entonces, su predicción es que se están agotando las principales ramas de innovación.
Las críticas han provenido desde diferentes sectores:
1.-Críticas al método: ¿Cómo demonios se mide qué innovaciones son relevantes y cuáles no? Ray Kurzweil, reconocido experto en Inteligencia Artificial, achaca al estudio de Huebner la arbitrariedad en escoger las 7000 innovaciones en que se basa el estudio."Si uno usa medidas arbitrarias, los resultados carecerán de significado."
2.- Críticas a los ritmos predichos: Eric Drexler, uno de los fundadores de la nanotecnología, dice que esta tecnología, por sí sola, crecerá exponencialmente y revertirá la pesimista curva de Huebner. Y otros especialistas en Genética o programación informática, entre otros sectores, suscribirían el razonamiento de Drexler en sus campos. Otro especialista californiano, John Smart, apunta que lo que aparentemente se percibe como una ralentización del progreso técnico es en realidad una aceleración. Sólo que ahora los agentes innovadores son muchas veces cerebros artificiales -computadoras, vamos-, y este factor hoy se desprecia y es difícilmente mensurable. Huebner rebate este argumento diciendo que "no importa si son hombres o máquinas las fuentes de innovación. Si una innovación no es noticiable por los que elaboran la historia de la tecnología, entonces probablemente se trate de un evento menor". Y yo replico a Huebner que la suma de muchos 'eventos menores' puede dar lugar a grandes cambios acumulativos.
Así que tenemos dos extremos totalmente opuestos: el agotamiento del progreso tecnológico vaticinado por Huebner por un lado. Y el desarrollo exponencial por otro, defendido por Drexler o Smart, que alcanzará un punto en su aceleración -paradójicamente entre el 2040 y el 2080, fechas no muy lejanas de la 'Edad Oscura' que acontecerá en el 2024 según Huebner- fechas a partir de las cuales la tasa de innovación se disparará hacia el infinito con unas cifras hoy inimaginables.
Hay aún una postura intermedia: Ted Modis, un físico sueco, cuyos trabajos- según él, claro- confirman la tesis del descenso de innovación propuesto por Huebner, cree que el desarrollo técnico no durará siempre. Pero su fin será un lento declive, no el rápido frenazo inventivo que prevee Huebner. "Veo el mundo presente en la cumbre del ratio de cambio, y hay tanto cambio por delante como el que hay por detrás. No suscribo ni un crecimiento exponencial continuo ni una inminente sequía de la innovación", dice Modis.
No me resisto a reproducir textualmente el final del artículo del que he extraído este debate, que produce escalofríos y da motivos para la reflexión: "El crecimiento exponencial es muy poco común en el mundo real. En realidad acaba cuando empieza a importar"-dice el teórico de la innovación Ilkka Tuomi. Y parece que está empezando a importar.
Tengo la impresión que tanto las tesis de Huebner como las de Modis fallan desde la base. No me creo que ahora haya menos población con capacidad innovadora que a principios de siglo, gracias al acceso generalizado a la educación, al menos en los países avanzados.
Además, es, a mi juicio, un error de Huebner considerar que la innovación desciende, cuando en realidad aumenta en números absolutos. El hecho de que la tasa de innovación por unidad de población sea menor-si realmente lo fuera- es fácilmente explicable en una sociedad cada vez más diversificada y especializada, con un capitalismo abrumador que ha empujado a la mayor parte de la población hacia la productividad. Pero la conciencia de que la Investigación y el Desarrollo son claves -materializada por el crecimiento de los presupuestos en este sentido en todos los países industrializados- apunta a que el crecimiento seguirá exponencial.
Tenemos la suerte de vivir en esta singular época de crecimiento constante, en la que podemos observar a los memes volar fugaces ante nosotros, expandirse, reproducirse, evolucionar, extinguirse, mucho más que en cualquier otra época. No es sólo la innovación-que es clave- sino la socialización de la innovación lo que ahora está al acance de casi todos- de nuevo, sólo en los países avanzados-. Y si nuestros impulsos agresivos no lo evitan, y aplicamos la lógica objetiva, veremos florecer a los mejores, filtrados por criterios puramente científicos. Y habrá que impulsar este crecimiento exponencial a las zonas de la Tierra que están hoy al margen del progreso técnico. Si las pugnas religiosas o territoriales no lo impiden, Huebner y Modis se equivocarán en el 2024. Aunque también es cierto que la singularidad de nuestra época -globalización y crecimiento exponencial sostenido de la tasa de innovación en cifras absolutas- dificulta muchas comparaciones que permitan predicciones a largo plazo.