Carantoñas primates

-¡Pero que niño más mono! ¿Como está el pequeñín? Sí, gugu, blrgghhhh (sonidos guturales varios), otra vez gugu (no sé porqué, esa es la onomatopeya que se emplea habitualmente para describir los sonidos de los bebés). Si uno no es extraterrestre, en algún momento habrá cometido esa sarta de carotas, gestos, gruñidos, tocamientos, etc. con un bebé. O al menos habrá visto como la gran mayoría las perpetra. Se trata, según parece, de ponerse a la altura del bebé. Como si esa retahíla de sonidos inconexos nos ayudara a comunicarnos con él.
Desde 1989 se sabe que no somos los únicos -otra vez- en farfullar una supuesta jerga infantil para comunicarnos con los muy menores. Entonces, etólogos de Maryland comprobaron que monos ardilla empleaban sonidos "diferentes" para tratar con las crías. Ahora, un estudio reciente ha detectado esta misma forma de comunicación en hembras de macacos rhesus. Como estos macacos son a veces agresivos con las crías de otros, se apuntó la hipótesis de que quizás los gruñidos pseudoinfantiles eran una forma de advertir a la madre de que las intenciones del adulto no eran agresivas. Además, se dijo que esos sonidos no se empleaban con la prole propia.
un maltrato posterior. Encima, las vocalizaciones se dirigían en un 80% de los casos hacia las crías en vez de hacia las madres. Así, descartada la hipótesis del apaciguamiento, la explicación escogida por Whitham fue que los sonidos se producen con el único objeto de atraer la atención de las crías. De forma parecida a como los humanos gruñimos suavemente cuando nos dirigimos a los bebés.

