El complot de las hormigas
Las hormigas son fascinantes. Estos insectos sociales funcionan con unos niveles de cooperación admirables -algunos biólogos llaman a los hormigueros o a los enjambres "superorganismos"-. Su comportamiento es, en muchos aspectos, comparable al nuestro. Viven en sociedades con roles especializados, guerrean entre ellas, y son altruístas hasta la muerte. No tenemos más que sobrevolar alguna gran ciudad para ver que nuestros desplazamientos espaciales son asombrosamente parecidos a las hileras de hormigas. No es casualidad que el padre de la sociobiología, Edward O. Wilson, sea uno de los principales especialistas del mundo en estos animales.
Ya conocíamos desde hace décadas la conducta ganadera de muchas hormigas que extraen néctar de los pulgones acariciándolos. Los pulgones así estimulados expulsan unas gotas de dulce néctar. También las costumbres agrícolas de hormigas que cultivan hongos en sus hormigueros. O el sorprendente descubrimiento de que guardan los cadáveres de sus congéneres en lugares determinados, como si fueran cementerios. Y el esclavismo que practican algunas especies, que atacan otros nidos para robar los huevos. Cuando los embriones crecen, las hormigas "raptadas" trabajan para la colonia que los secuestró.
Recientemente se han dado a conocer dos nuevos ejemplos de comportamiento aparentemente inteligente: unas hormigas arborícolas del Amazonas, Cephalotes atratus, cuando caen de su árbol, planean hasta alcanzar otra vez su tronco, salvándose de una muerte segura si no fueran capaces de regresar a su hogar.
Y lo último:
Otras hormigas amazónicas arborícolas, Allomerus decemarticulatus, construyen trampas colectivas: excavan pequeños hoyos en la corteza de los árboles. Allí esperan, escondidas en el interior del hoyo, con la mandíbula preparada para asir algún incauto animalillo que pase por allí. La novedad respecto a otras trampas animales es que las trampas están arracimadas, y los insectos atrapados pueden ser de un tamaño considerable para la pequeña escala de la hormiga.
Así que las hormigas-trampa trabajan en grupo, sujetando cada una parte del insecto, hasta que lo devoran. Además, las trampas se tienden conjuntamente. Preparan las trampas de forma que eliminan los pequeños "pelos" de la rama que impedirían que los animalillos se posaran en la zona, quedando una superficie de aterrizaje muy adecuada. Alucinante.
Sólo conocíamos un precedente de trampa colectiva -las telas de arañas sociales- pero en ese caso las telas están hechas de material inherente al animal (la seda), y no específicamente manipulando el entorno.
Hasta el momento, estas conductas se contemplan como instintivas. Mi impresión es que, si comportamientos tan complejos y que requieren tantas interacciones son instintivos, casi todo puede serlo. No acabo de creérmelo. En el caso de las hormigas esclavistas, se han detectado variantes de conducta entre las hormigas de la misma especie del Oeste de Virginia y las de New York. La forma cómo se practica el esclavismo no es la misma como mínimo en estas dos áreas geográficas, lo que implica que estamos ante una conducta adquirida, no instintiva. Esto es: cultura.
Los humanos tenemos mucho más en común con estos insectos de lo que imaginamos. Estoy convencido que lo que nos une es el carácter social. Y lo que nos separa, además de un pasado evolutivo diferente, es que el hombre tiene un grado de individualidad mayor. (Aunque estoy pensando que también hay especies de hormigas individuales. ¿O no? Ayayay, que se me difumina la diferencia ;))
Imagen 1: hormiga (Antology).
Imagen 2: saltamontes atrapado por colonia de Allomerus decemarticulatus (Newscientist)
Nota: Para los interesados en las hormigas, podéis ampliar información en el fórum en español La Marabunta.
Aquí se ha abierto una discusión interesantísima sobre la inteligencia de las hormigas. Y aquí otro artículo en español.
1 Comment:
Otro interesante blog de ciencia.
Saludos Memecio
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