25.2.09

Evolución convergente

Convergencias biológicas
ojos animales
Hay órganos y estructuras que han sido construidos por la evolución de manera independiente a lo largo de la historia de la vida. Por poner sólo dos ejemplos, aunque muy importantes: los ojos y las alas. En cuanto a los ojos, hay un amplio abanico, desde casi meras tinciones de pigmento hasta órganos oculares muy sofisticados, como los de las aves cazadoras, pasando por muchas formas con distintos grados de complejidad.


Lo mismo ocurre con las alas. Hay insectos alados, hubo reptiles alados (pterodáctilos, los bellos e intrigantes Nyctosaurus, etc.), aves aladas o mamíferos alados (los murciélagos). La consecución de las alas, como los ojos, se ha alcanzado de manera separada en varias ocasiones.
¿Cómo sabemos que estas estructuras, tanto alas como ojos, tienen orígenes diferentes? Porque no se han detectado pruebas de relación directa de parentesco entre ellas. Con todas las evidencias genéticas, anatómicas y fósiles de que disponemos, no hay antecedentes comunes que ayuden a trazar una misma genealogía de las alas o de los ojos entre seres vivos tan dispares como murciélagos, aves o avispas, cuyos grupos divergieron hace mucho. Y sí que hay pruebas de que aparecieron por separado. Conocemos el pasado evolutivo de muchos de estos seres, y vamos sabiendo cada vez con más precisión la manera en que se formaron estos órganos y estructuras. De ahí podemos deducir con razonable seguridad que se alcanzaron de forma independiente. Son lo que se llama convergencias evolutivas.

Convergencias culturales

En cuanto a la cultura humana, hay también algunas novedades que se han descubierto varias veces y por separado durante la historia, algunas de ellas claves en el desarrollo cultural posterior. Por citar también sólo dos: la agricultura y la escritura. Seguramente sería mucho más fácil pensar que estos avances aparecieron una única vez, y de allí se extendieron al resto del mundo. Pero parece que, como con los ojos y las alas, no fue así. O, al menos, ésa es la opinión abrumadoramente unánime, apoyada en la ausencia de pruebas que vinculen sus respectivos orígenes. Aplicando la misma lógica que antes, no se ha podido relacionar directamente el inicio de la escritura en Babilonia, en el valle del Indo, en China o en América. Por tanto, tenemos que hablar de orígenes independientes, de invenciones nuevas cada vez. Otro tanto ocurre con la agricultura. El origen de la agricultura en América, con la información de que disponemos, que va siendo ya vasta, apunta a innovación propia, no a herencia cultural común compartida con la agricultura del Viejo Mundo. No hay relación detectada tampoco entre los inicios de la agricultura en Mesopotamia o en China.


Evoluciónvcuneiforme

¿Qué tendrán que ver las alas con la escritura? se preguntará el lector. Como hechos concretos, poca cosa. Pero, desde su historia, nos indican mucho. La acumulación de información genética necesaria para construir un ala se originó desde diferentes linajes genéticos. Y la acumulación de información cultural para inventar la escritura se originó desde diferentes tradiciones culturales. Si tanto en la evolución biológica como en la cultural se pueden alcanzar convergencias tan parecidas desde puntos de partida tan dispares, la explicación más sencilla es que ambas evoluciones siguen procesos similares, aunque la materia prima sobre la que operan sea diferente (genes por un lado, ideas por el otro; en definitiva, información capaz de copiarse y de acumular cambios). Podría tratarse de casualidades. Aunque, como se ve en este blog, ya van siendo demasiadas. Y cuando las presuntas casualidades se alinean apuntando en una dirección clara, es más probable que la dirección a la que apuntan sea la correcta. Las innovaciones convergentes indican que, también en este aspecto, la evolución biológica y la cultural convergen.



Imagen 1: Cuatro tipos de ojos: reptil, insecto, cefalópodo y humano. Extraída de stevyncolgan.blogspot.com.
Imagen 2: Evolución de la grafía cuneiforme (Universidad de Oregon).

5 Memes sueltos:

Anónimo dijo...

Hola Memecio,
Un post muy bonito con una imagen espectacular! La reflexión sobre la convergencia de las dos evoluciones és muy interesante.

Sobre la evolución convergente de los ojos, a mi siempre me ha resultado extrañísimo que no sea divergente. En las alas me resulta más fàcil de ver y aceptar. He leído una cosa sobre evolución de los ojos que puede ser interesante comentar:

http://evolucionarios.blogalia.com/historias/22847

Un saludo y gracias por volver a escribir, que nos tenías abandonados ;)!

Memecio dijo...

Bueno, los ojos compuestos de los insectos o los de calamares y pulpos no son precisamente parecidos a los nuestros. Aquí sí que ha habido divergencia.
Por cierto, esto sí que son ojos raros.

Tay dijo...

Un ejemplo de evolución memetica convergente muy bueno es el caso de la selección natural de Wallace y Darwin.

Tu entrada, da que pensar, porque si los genes encargados de la formación de ojos son prácticamente los mismos en unos bichos y en otros, lo cual ha favorecido esa convergencia, el hecho de que la escritura o la agricultura podrían tener un componente igualmente "fuerte" para florecer irremediablemente en la cultura.

Un saludo

Anónimo dijo...

Bonita reflexión! Pues yo me he acordado de los intrigantes ojos de las peligrosísimas cubomedusas... no se sabe muy bien "qué hacen ahí"! ;)

salut!,

b

Memecio dijo...

Sí, lo de Darwin y Wallace es impresionante, un caso casi perfecto de evolución cultural paralela. Sería perfecto si no fuera porque hay leves diferencias entre el planteamiento de Darwin y de Wallace.
Y lo del componente fuerte de la agricultura y la escritura es también muy sugerente. Aunque no son hechos irremediables. Muchas culturas han prosperado sin necesidad de estos avances.