21.10.07

No tan elemental, querido Watson


La que le ha caído a James Watson. Codescubridor de la doble hélice de ADN, ha hecho unas declaraciones sugiriendo que el grado de inteligencia de los africanos puede estar condicionado -a la baja- por limitaciones genéticas. Claro que la inteligencia está limitada por nuestras bases hereditarias. No somos supermanes intelectuales. Tenemos las neuronas que tenemos. Pero Watson ha venido a decir que la inteligencia de los africanos no es la misma que la de los occidentales. Que miles de años de separación geográfica y, en consecuencia, genética, han podido dar niveles de inteligencia diferentes.

Algunos blogs sobre evolución ya han dado su opinión. Normalmente son collejas ("¿Está chocho James Watson?", "En boca cerrada no entran moscas",o "Todos somos negros"), aunque hay alguna excepción. La mía está clara: no son los genes, son los memes. Es la formación, la educación, junto a la ausencia de recursos, los que han hecho que África, el continente que ha tenido más tiempo para evolucionar culturalmente hacia niveles técnicos avanzados, sea paradójicamente el que más atrasado está. No evolucionamos culturalmente a nivel individual, sino en bloques sociales. El crecer en una sociedad determinada y en el seno de una clase social concreta influye de manera importante, aunque no determinante. Desarrollarse en una sociedad organizada permite acceder a complejos sistemas de conocimientos. Cosa que no ha sido hasta ahora muy frecuente en África. Nunca se ha demostrado que algún gran grupo de población tenga alguna limitación mental hereditaria generalizada. Y tampoco lo ha hecho ahora Watson.
Son los memes, Watson. Es la selección cultural la que ha postrado a los africanos a la simple subsistencia. Al menos, hasta que se encuentre el gen de la castración intelectual. Que va a ser que no.



Foto: James Watson.

7.10.07

Inventiva animal

Aquí hay tres ejemplos de originalidad animal para resolver problemas. El cuarto vídeo es el contrapunto.





Y en éste vídeo se observa un perro remando. Su celeridad es tal que no parece que haya mucha reflexión en su acto. Más bien parece una acción automática, un ensayo exitoso.




Recuerdan una vez más que la capacidad de innovación no es exclusiva de los primates. Ni siquiera de los mamíferos. Sorprendente.