29.5.06

La caja de Skinner y el origen de las supersticiones


He leído un excelente artículo de Psicobyte sobre el origen de las supersticiones que quiero compartir. Habla de los experimentos de Skinner, un psicólogo que estudió el comportamiento animal para extrapolarlo al humano.
caja de skinner
Skinner ideó un mecanismo con la intención de conocer el aprendizaje y las reacciones animales. Se llama la caja de Skinner. En su versión más elemental, es una simple caja que aísla absolutamente del mundo exterior. Y tiene una palanca. En la caja, Skinner introducía un animal, normalmente palomas o ratones.

Skinner planteó el experimento para que se relacionase
el accionamiento de la palanca con la obtención de comida. Así, cada vez que un ratón presionaba la palanca, se le recompensaba con comida. Los ratones pronto advirtieron la relación causal entre la palanca y la comida.

Más adelante, Skinner complicó el experimento. ¿Qué pasaría si sólo se suministraba comida algunas de las veces -no todas- que se presionaba la palanca? La respuesta fue que las palomas y los ratones tardaban más en descubrir la relación causal palanca-comida. ¿Y si ahora se les deja de suministrar comida una vez que las animales han aprendido a manejar la palanca? Pues que "desaprendían" lo aprendido. Pero el tiempo que les costaba "desaprender" era directamente proporcional al tiempo que habían tardado en aprender. De manera que los animales que habían aprendido a que siempre el accionamiento de la palanca les iba a dar comida, olvidaron más rápidamente la relación causal cuando la palanca dejó de tener su recompensa. Mientras que los que habían sido sometidas al "premio esporádico" tardaron más en olvidar las propiedades milagrosas de la palanca.

Skinner dio una vuelta más de tuerca a sus experimentos. ¿Qué sucedería si se da comida al azar, sin ninguna relación con la palanca? Ahora viene lo más sorprendente. Los animales establecieron asociaciones falsas. Por ejemplo, si una paloma picoteaba una esquina de la caja y en ese mismo momento, por pura casualidad, le caía comida, la paloma asociaba el picoteo en la esquina con la obtención de comida. Así, cada paloma desarrollaba su "manía" particular, sin motivos reales.

Psicobyte lo explica inmejorablemente:

"
...supongamos que desligamos totalmente el aporte de comida de las acciones del animal. Digamos que, por ejemplo, el chisme le da comida a intervalos aleatorios, independientemente de lo que haga el bicho. ¿Qué ocurre entonces?

Aquí viene lo interesante.

Cada vez que le damos de comer a nuestro bicho, éste estaba haciendo algo (cualquier cosa). Y es ese "algo" lo que el bicho comienza a asociar con la comida.

Por ejemplo. Cuando le dimos la comida a nuestra rata, esta se estaba acicalando una oreja. La rata intentará acicalarse de nuevo, a ver si hay suerte. Lógicamente, al ser nuestro dispositivo aleatorio, esto no tiene efecto. Si la próxima vez que le damos comida está levantando una pata, la rata intentará repetir de nuevo esa acción. En algún momento, por mero azar, la rata repetirá acciones parecidas y obtendrá su premio. Y ese comportamiento comenzará a reforzarse. Cuando sus acciones no tengan efecto, el animal las "depurará", haciéndolas cada vez más complejas. Asociando a la obtención de alimento comportamientos realmente complicados.

Fíjate que estamos en un caso parecido al del apartado anterior: La recepción de comida está muy desligada del comportamiento del animal (¡Y tanto: no hay tal relacción!). El bicho aprende que, por ejemplo, girar tres veces sobre sí mismo y dar dos saltitos a la izquierda le da comida "a veces". Y, como hemos visto antes, las asociaciones que funcionan "a veces" son mucho más difíciles de "olvidar".

Skinner trabajó mucho sobre este último experimento con palomas, y llamó a esto, por razones evidentes, comportamiento "supersticioso". Las palomas aprendían comportamientos que, en realidad, no estaban relaccionados con los resultados que pretendían obtener.

Puede parecer una tonería, y la imagen de una paloma haciendo oscilar su cabeza con la esperanza de que esto le haga obtener alimento puede parecernos risible pero, curiosamente, eso demuestra que la paloma es más definible como "inteligente" que como "tonta". Su cerebro está preparado para buscar relaciones, incluso aunque sean muy complejas. Las busca incluso aunque no las haya.

Y los humanos somos más inteligentes que las palomas (al menos, en promedio ;oP ). Y nuestro cerebro está aún más dispuesto a buscar asociaciones."

Se ha criticado a Skinner por crueldad con los animales. Algunos le achacan que lo que los animales desarrollaban en la caja eran neurosis agudas, alteraciones del comportamiento debidas al sometimiento a condiciones antinaturales. La primera acusación es totalmente cierta. La segunda, es posible. Pero las conclusiones de Skinner tienen mucho sentido.
Nuestro cerebro ha evolucionado para buscar causas en mayor grado que el resto de los animales. No podemos seguir el rastro de una presa por el olfato, así que tenemos que deducir que cada huella, cada indicio, tiene su autor. La selección natural nos ha hecho así.


Cualquiera de nosotros tenemos comportamientos que no somos capaces de explicar racionalmente. Muchos de ellos simplemente no tienen explicación racional. Llamémosles tics, costumbres, manías, hábitos, creencias... Normalmente no sabemos porqué se originan. Incluso pueden revestirse de pretendida racionalidad. Después, por simple reproducción memética, la creencia falsa instalada en una mente coloniza la sociedad. Si extrapolamos las observaciones de Skinner a los humanos, podemos explicar el origen de las creencias irracionales.

26.5.06

...Y los pro-floresiensis se defienden



Recapitulemos: se ha puesto en entredicho que el cráneo LB1 (en la foto) hallado en Liang Bua (isla de Flores, Indonesia) -y que sirvió para definir la nueva especie
Homo floresiensis- sea en realidad eso, una nueva especie. Se ha datado LB1 en 18.000 años.
LB1
A veces, la navaja de Occam parece tener dos filos: por un lado, una especie extraordinaria de homínidos enanos de cerebro minúsculo con una industria avanzada; por el otro, una población pigmea pero de vulgares Homo sapiens con presencia de algún microcéfalo. Veamos los argumenos de cada bando:


El ataque.-

Ann MacLarnon, una de los autores del artículo aparecido en Science, afirma que "cuando una especie se enaniza, su tamaño cerebral no decrece tanto como el resto del cuerpo". "El tamaño cerebral es clave para un mamífero. Casi no hay diferencia, por ejemplo, entre el tamaño del cerebro de los seres humanos modernos más pequeños, la gente de Bambuti de 1.4 metros del bosque de Ituri en Congo, y los más altos, los Masai de 2 metros en África del Este. "

El pequeño cráneo LB1, de sólo 380 cc., se aleja claramente de la norma de enanismo, según los autores. Siguiendo el patrón de enanismo esperado para
Homo erectus -su más probable antecesor a priori, aunque hay voces discrepantes que lo retrotraen a Australopithecus-, el peso de floresiensis debería ser de 2 kg. Como este patrón no se cumple, la conclusión es que LB1 es un microcéfalo actual.

Robert Martin, otro de los autores, clarifica: "Es perfectamente plausible que fueran gente pigmea. Pero sólo hay un cráneo. Y éste es humano y microcéfalo". Además, esto liga con la aparición de industria asociada de una talla hasta hoy sólo encontrada junto a
Homo sapiens sapiens. Robert Martin dice que la industria indica un alto nivel de desarrollo mental. Lo que parece incompatible con una reducción cerebral tan extrema.

Por no hablar de que desde que despareciera Neandertal hace unos 29.000 años en Europa, no hay indicios de que ningún otro homínido pululara junto a nosotros por nuestro planeta.
Total, que Martin y compañía creen que se trata de una población pigmea con un microcéfalo.

La defensa.-

Los descubridores de LB1 replican. Mike Morwood dice que "
aunque sólo tenemos un cráneo, el resto de huesos -recordemos que hay al menos nueve individuos, otra mandíbula (que se sale también del rango humano según Brown) y varios dientes, todos diminutos- muestran que LB1 es un individuo normal dentro de una población homínida enanizada endémicamente".

Morwood afirma que los rasgos distintivos de reducción de masa corporal, reducción de tamaño cerebral y piernas cortas y gruesas reflejan los encontrados en poblaciones de mamíferos endémicos de otras islas. Así, los críticos de
Floresiensis ignoran los otros restos de Flores y las gráficas de enanismo presentadas son parciales, según Morwood.

Con la atribución de la industria, los descubridores no se mojan demasiado. Aunque consideran factible la autoría de los "hobbits", a pesar de tener un cerebro tan pequeño y ser una industria tan avanzada.

Mientras no se encuentre nuevos restos, para consolidar la hipótesis de
Homo floresiensis hay que demostrar que el enanismo de la población hallada en Flores no es excepcional. Y hay que buscar rasgos diferentes a Homo sapiens en los huesos postcraneales. Pero, por el momento, la evidencia cae del lado de Homo floresiensis.

Así de apasionantes están las cosas.



¿Qué piensas de la industria?
Es de Homo floresiensis
Es de Homo sapiens

22.5.06

Los pro-microcéfalos contratacan en Flores


Novedades en Flores. Hay dos interpretaciones mayoritarias entre los científicos respecto al fantástico hallazgo de la isla de Flores: por un lado quienes atribuyen los restos a una nueva especie de homínido,
Homo floresiensis. Esta es la opción más aceptada.
Por otro lado, hay científicos que consideran que lo más probable es que el único cráneo descubierto hasta hoy en Liang Bua, LB1, pertenezca a un microcéfalo. O sea, a un individuo de nuestra misma especie aquejado de una enfermedad caracterizada por tener cráneos minúsculos.
Reconstrucción del cerebro de Homo floresiensis (derecha) comparado con un humano actual. Vista frontal
Cuando surgió la tesis de la microcefalia, fue acallada con la aparición de un estudio que describía el molde endocraneal de LB1 contrastándolo con el de microcéfalos, para llegar a la conclusión de que se trataba de una nueva especie. En la foto derecha se compara el cerebro de un humano actual (izquierda) con el de Homo floresiensis (derecha). Se observa el desarrollo de los lóbulos frontales, que se presentó como argumento a favor de que floresiensis era capaz de fabricar la avanzada industria. Y así quedó la cosa ...hasta ahora.

Acaba de publicarse un artículo en Science que ataca la tesis de
Homo floresiensis en tres frentes:

1.-El enanismo de LB1 sería realmente excepcional (por no decir raro) si se tratara de una nueva especie: se compara el tamaño de LB1 con el que cabría esperar viendo las variaciones morfológicas normales en un proceso de enanismo. Y el resultado es que LB1 se aparta de cualquier norma de enanismo. Como bien explica el maestro Paleofreak, cuando una especie queda aislada en una isla, el enanismo sigue unos patrones conocidos. Si LB1 procede de los Homo erectus anteriores (la interpretación más extendida) y ha sufrido un proceso de enanismo insular, la talla del individuo a quien corresponde ese cráneo debería ser 10 veces menor que la que presentan los floresiensis. !Y eso que sólo miden un metro! El cráneo no debería haberse reducido tanto.

2.-El estudio del endocráneo de LB1, que concluyó diferencias con los microcéfalos y similitudes con Erectus por el desarrolllo de los lóbulos frontales, ha sido desautorizado. Se le critica que se siguieron técnicas incorrectas. Y además se afirma que hay microcéfalos que tienen la misma arquitectura endocraneal que LB1.

3.- La industria asociada al supuesto
Homo floresiensis denota un grado tecnológico hasta ahora sólo atribuido a Homo sapiens. Ni siquiera a Homo erectus.

La conclusión de los autores es que LB1 es un
Homo sapiens microcéfalo. Y la industria es también sapiens, aunque hasta ahora sólo ha aparecido asociada a los hobbits.

Mi opinión es que quien aboga por la tesis de la microcefalia no explica el hecho de que tenemos varios individuos adultos de un metro de altura. Si nos olvidamos del cráneo LB1, eso hay que explicarlo. Es demasiada casualidad hallar varios restos postcraneales decididamente enanos junto a un cráneo también diminuto. ¿La industria? A mi entender, hoy por hoy cualquiera de las dos hipótesis tiene una probabilidad similar.

Veremos las reacciones de los pro-floresiensis en un próximo artículo.

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Más información:
Newscientist
National Geographic

11.5.06

Violencia neolítica en Inglaterra


Acaba de darse a conocer un estudio que reinterpreta los restos óseos neolíticos ingleses con los actuales medios de paleopatología forense. Rick Schulting y Mick Wysocki han analizado uColdrum,   trauma craneal sin supervivencia(Duckworth Laboratory, Cambridge, EU.1.5.120)nos 350 cráneos, procedentes en su mayoría del sur de Inglaterra, datados entre el 4.000 y el 3.200 a.C. Se dice que es el primer estudio sistemático de los cráneos neolíticos ingleses.

Se encontraron señales de fracturas "curadas" -con supervivencia posterior- en un 4-5% de los cráneos. En un 2% las fracturas eran "frescas", o sea, que no hubo supervivencia del agredido (o accidentado).
En total, hay una probabilidad de 1 sobre 14 de sufrir una fractura en la cabeza en el Neolítico inglés. Y de 1 sobre 50 de morir por el golpe. La mayoría de los golpes están en el lado derecho de la cabeza, como correspondería a combates entre humanos. Muchas lesiones fueron causadas por objetos romos. Una minoría son fracturas tajantes, aparentemente producidas por hachas de piedra. !Y hay indicios de que algunas orejas fueron cortadas!

Aunque en el estudio no se contempla la posible accidentalidad, las conclusiones apuntan a que los cráneos con señales de probables episodios violentos son mucho más abundantes de lo que se pensaba.

Ya teníamos algún indicio de agresión paleolítica, pero muy esporádico. Por tanto, la violencia intraespecífica en el Paleolítico parece un hecho excepcional. Se refuerza, pues, la hipótesis de que la violencia entre humanos se generalizó en el Neolítico. Los primeros asentamientos humanos no fueron un idílico remanso de paz.

10.5.06

Proyecto Gran Simio


Existe un proyecto mundial que intenta proteger nuestros parientes vivos más cercanos. Se llama Great Ape Project, o Proyecto Gran Simio en su versión hispana. Ahora se presenta este proyecto ante el Congreso español. Los chimpancés, bonobos, orangutanes y gorilas están desde hace décadas en peligro. Sus hábitats se ven constantemente reducidos. Los ejemplares que cohabitan con los hombres son expuestos en zoos o circos sin la más mínima consideración a sus diferencias con los hombres.

En el excelente blog Evolucionarios se ha mantenido una discusión al respecto. Muchos piensan que es una exageración dotar a los simios de derechos que muchos humanos en la práctica no tienen. Pero es cierta la observación de que cualquiera que defienda los derechos de los grandes simios no va a menoscabar los derechos humanos. Se trata de organización de recursos. La miseria humana no parece que vaya a aumentar por el hecho de que se proteja a nuestros parientes.

Las mentalidades reaccionarias han empezado a desplegar su artillería dialéctica: la Iglesia se mofa de la iniciativa, puesto que Dios no insufló el alma a estos marginados seres. Los antiabortistas valoran más un conjunto de células sin autonomía biológica que estos animales en su plenitud. Etc, etc.

No hay que equiparar los grandes simios con los seres humanos. Somos diferentes. Por tanto, no podemos tener los mismos derechos. Por otra parte, se esgrime la autoconsciencia como el límite a partir del cual hay que respetar un animal o no. Autoconsciencia a la manera humana, se supone. La prueba para que un animal sea o no autoconsciente es que se reconozca a sí mismo ante un espejo. Pero esta prueba es una prueba diseñada por mentes humanas. Un animal puede reconocerse ante un espejo; o puede que no quiera entrar en el juego del reconocimiento. Y eso no significa que no se reconozca. O, finalmente, puede que realmente no se reconozca. Ninguna de estas tres reacciones le incapacita para tener el mismo derecho a existir que nosotros.

Para acabar, hay que reivindicar la diferencia. Que sean más parientes nuestros que otros seres vivos no les da mas valor moral. Los seres vivos más alejados de nosotros nos enseñan la disparidad de soluciones que la evolución ha proporcionado. Si en estos momentos se valora más a los grandes simios, es porque aportan información respecto a la evolución humana. Nos sirven de referencia.

En todo caso, es una gran iniciativa que se proteja a estos acorralados seres.
Por algún ser vivo hay que empezar para generalizar la protección animal. Desde aquí tienen todo mi apoyo.